- Continúa siendo tu misma. No tienes que renunciar a tus pasiones e intereses solo porque eres madre. Es importante que encuentres tiempo para hacer lo que disfrutas.
- No seas mártir. Tus hijos no te piden que te sacrifiques tanto. ¿Necesitas algo de tiempo a solas? Deja que los niños vean televisión y ve a leer un libro. Deja a los niños con su papá una noche y ve a cenar con una amiga.
- No trates de ser perfecta. Sin duda cometerás errores. Si amas a tus hijos y cuida de sus necesidades básicas, estarán bien.
- Sé paciente.
- Escucha a los niños. A veces solo quieren ser escuchados, no oír tus consejos.
- Sé la madre de tus hijos, no seas su “amiga”. Impone límites. Hoy en día, las familias son democracias. Negociamos, nos convencemos y escuchamos la opinión de todos. Eso es genial, pero los niños deben respetar los roles de los padres.
- Predica la simplicidad. Les harás un gran favor a tus hijos si les enseñas desde una edad temprana que la felicidad no tiene nada que ver con la acumulación de cosas materiales.
- No presiones demasiado a los niños.
- Ayúdalos a desarrollar su autoestima.
- Enséñales a ser independientes.
- ¡Diviértete! Tener hijos es una oportunidad para volver a ser niño, para hacer y ver cosas que nunca pensaste que volverías a hacer, para enfrentar el mundo con inocencia y curiosidad.